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3 tratamientos para la cirrosis hepática

 

El tratamiento para la cirrosis hepática es indicado por el hepatólogo o gastroenterólogo dependiendo de la causa, los síntomas presentes y la gravedad de la enfermedad, pudiendo recomendar el uso de ciertos medicamentos, cambios en el estilo de vida o, en los casos más graves, la realización de una cirugía hepática. trasplante.

La cirrosis hepática es una inflamación crónica del hígado que se caracteriza por la formación de nódulos y tejido fibroso, que dificultan el funcionamiento de este órgano, y puede estar provocada por el consumo excesivo de alcohol o el uso crónico de medicamentos, por ejemplo. Ver otras causas de cirrosis.

Esta enfermedad hepática no tiene cura y su tratamiento es complejo y debe ser individualizado, por lo que es importante iniciarlo lo antes posible para evitar que la enfermedad avance y prevenir complicaciones.

 

Imagen ilustrativa número 1

Cómo se realiza el tratamiento

Los diferentes tratamientos para la cirrosis hepática son:

1. Uso de medicamentos

El uso de medicamentos para tratar la cirrosis hepática varía dependiendo de la causa, los síntomas presentes y/o posibles complicaciones, por lo que el hepatólogo puede indicar:

  • Antirretroviralesen los casos en que la causa sea la hepatitis viral B y C.
  • Corticosteroides o inmunosupresores.cuando es hepatitis autoinmune como agente causal.
  • quelación de cobre si es causada por la enfermedad de Wilson.
  • quelación de hierro si es causada por hemocromatosis.
  • Diuréticosen los casos en que hay acumulación de líquido en el cuerpo.
  • colestiraminarifampicina, naltrexona o sertralina, en casos de picor intenso de la piel.
  • Ácido ursodesoxicólico y ácido obeticólico, cuando es causada por colangitis biliar primaria.

Lea también: Ácido ursodesoxicólico: para qué sirve, dosis y cómo tomar

tuasaude.com/es/acido-ursodesoxicolico

Además, también pueden estar indicados analgésicos para aliviar el dolor abdominal, los cuales no deben ingerirse sin orientación médica, ya que podrían afectar aún más el funcionamiento del hígado.

2. Dieta para la cirrosis

La dieta para la cirrosis hepática debe ser indicada por el nutricionista de forma individual, pudiendo variar en función de si la enfermedad está compensada o descompensada.

Sin embargo, en general se recomienda la abstinencia de alcohol, independientemente de que sea o no el agente causal de la cirrosis, y llevar una dieta sana y equilibrada, realizando entre 6 y 7 comidas al día.

Es importante incluir un snack antes de acostarse, que debe contener carbohidratos complejos y proteínas, como un sándwich con queso, por ejemplo. Este snack nocturno reduce las horas de ayuno y previene la pérdida de masa muscular. Vea cómo debe ser la dieta para la cirrosis.

3. Trasplante de hígado

El trasplante de hígado es indicado por el médico en los casos más graves, cuando la cirrosis hepática está descompensada, que es cuando el hígado está gravemente comprometido y deja de funcionar correctamente, o cuando el tratamiento farmacológico no está siendo efectivo.

Este tipo de tratamiento también puede estar indicado en los casos en que el hígado esté afectado por un tumor.

Luego de indicado este procedimiento, es necesario esperar en la fila de donación, ya que la cirugía de trasplante se programará solo después de encontrar un donante.

Complicaciones de la cirrosis hepática.

Las principales complicaciones de la cirrosis hepática son:

  • Hipertensión portal.
  • Hinchazón en las piernas o el abdomen.
  • Hemorragias.
  • Ictericia.
  • Aumento del tamaño del bazo, llamado esplenomegalia.
  • Infecciones.
  • Encefalopatía hepática.
  • Mayor riesgo de cáncer de hígado.

Además, la cirrosis hepática puede provocar ascitis, que es la acumulación de líquido en el abdomen. Para revertir esta complicación es necesario el uso de medicamentos y la realización de paracentesis. Vea cómo se realiza la paracentesis.

Otras complicaciones de la cirrosis hepática pueden ser las varices esofágicas, que se producen por la rotura de los vasos sanguíneos del esófago, provocada por el aumento de presión, y la peritonitis, que es la inflamación de la membrana que recubre el abdomen.

También pueden surgir complicaciones cerebrales y pulmonares debido a la disminución de oxígeno en la sangre.

 

Foto de la Dra. Clarisse Bezerra

Revisión médica:
Dra. Clarisse Bezerra
Medicina Familiar

Médico de Emergencia del Centro Hospitalar Universitário de Santo António, en Portugal, registrado en el Colegio de Médicos de Brasil CRM-CE nº 16976 y Portugal nº 69634.

Historial de actualizaciones

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Literatura
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