El síndrome de Tourette es una afección neurológica que hace que una persona emita sonidos o movimientos involuntarios, como parpadear, mover las manos o los brazos, gritar, maldecir o emitir sonidos como ladridos, gruñidos o resoplidos, por ejemplo.
La persona con síndrome de Tourette es neurodivergente, ya que esta condición se caracteriza por diferencias neurológicas, de comportamiento y de aprendizaje que están fuera del estándar «normal» esperado por la sociedad.
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Si se sospecha síndrome de Tourette se recomienda consultar a un neurólogo y, en el caso de niños, a un neuropediatra. El tratamiento puede incluir psicoterapia, medicamentos antipsicóticos y, en algunos casos, la aplicación de toxina botulínica.
Síntomas principales
Los principales síntomas del síndrome de Tourette son:
- Movimientos con el cuerpo.también llamados tics motores, como parpadear, inclinar la cabeza, hacer muecas, encogerse de hombros o tocarse la nariz;
- producir sonidosconocidos como tics vocales, que utilizan la boca o la nariz, por ejemplo, para gritar, aclararse la garganta, gruñir o aullar;
- Necesidad intensa de hacer sonidos o movimientos. específicas del cuerpo, que pueden provocar ansiedad o malestar;
- Sensación de alivio después de realizar sonidos o movimientos específicos.
Los tics suelen comenzar en la niñez y pueden incluir cualquier parte del cuerpo, especialmente la cara, la cabeza o el cuello. Generalmente, los sonidos o movimientos son rápidos y aparentemente involuntarios, pueden ser difíciles de controlar y ocurren varias veces al día.
Además, los tics suelen desaparecer cuando la persona duerme, consume bebidas alcohólicas o se concentra en una actividad, y empeora en momentos de estrés, cansancio o ansiedad, por ejemplo.
Causas del síndrome de Tourette
Se cree que el síndrome de Tourette es causado por alteraciones genéticas que pueden ocurrir por casualidad, pero el riesgo de desarrollar el síndrome tiende a ser mayor cuando hay personas afectadas en la misma familia, especialmente los padres.
Cómo confirmar el diagnóstico.
El diagnóstico del síndrome de Tourette normalmente lo realiza el neurólogo o, en el caso de los niños, el neuropediatra, teniendo en cuenta los síntomas, el historial de salud y observando el patrón de movimientos o sonidos.
Generalmente no son necesarias pruebas específicas para identificar esta enfermedad, sin embargo, en ciertos casos, el neurólogo puede solicitar una resonancia magnética o un electroencefalograma para determinar si existe alguna otra enfermedad neurológica con síntomas similares.
Además, en el caso del síndrome de Tourette, es habitual que también existan otras enfermedades como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), por lo que su diagnóstico es importante. Obtenga más información sobre el trastorno obsesivo compulsivo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento del síndrome de Tourette suele realizarse con sesiones de psicoterapia, especialmente terapia cognitivo conductual, para que la persona desarrolle estrategias para controlar los tics y afrontar la ansiedad y el malestar cuando se presentan. Vea cómo se realiza la terapia cognitivo conductual.
Además, especialmente en los casos más graves, pueden estar indicados medicamentos antipsicóticos, como el haloperidol, la risperidona y el aripiprazol, algunos antihipertensivos, como la clonidina, o la inyección de toxina botulínica para controlar los tics del síndrome de Tourette.
Asimismo, en algunos casos el médico puede sugerir la neuroestimulación como parte del tratamiento de este síndrome, principalmente en casos severos o resistentes a otros tratamientos convencionales.
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¿Existe cura para el síndrome de Tourette?
El síndrome de Tourette no tiene cura. Sin embargo, en algunos casos es posible controlar los tics mediante un tratamiento adecuado. Además, es común que los síntomas disminuyan durante la adolescencia, pudiendo en ocasiones desaparecer por completo.
¿Es necesario que el niño abandone la escuela?
El niño diagnosticado con síndrome de Tourette no necesita dejar de estudiar, ya que tiene toda la capacidad de aprender como todos los demás niños que no padecen este síndrome.
El niño puede seguir asistiendo a la escuela con normalidad sin necesidad de educación especial, sin embargo, se debe discutir el problema de salud del niño con los maestros, coordinadores y directores para que puedan ayudar al desarrollo del niño de manera positiva. .