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Chemsex: una práctica de riesgo para la salud sexual

Él sexo químico Es un término que combina las palabras «químico» y «sexo» y se refiere al uso de drogas recreativas para mejorar y prolongar los encuentros sexuales. Esta práctica, aunque busca intensificar el placer, plantea graves riesgos para la salud, especialmente en lo que respecta a la transmisión de enfermedades de transmisión sexual (ETS), que hoy vamos a explicar en esta entrada del blog de salud del grupo de salud Ribera.

En el 45º Congreso Nacional de Medicina Interna, celebrado el pasado octubre en Las Palmas (Canarias), los internistas alertaron del aumento de la incidencia de las ETS en la población, especialmente tras la pandemia de la Covid. Entre ellos estuvo el doctor Javier de la Fuente, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Ribera Povisa, quien también destacó el problema que supone la demora de los pacientes en acudir al especialista, sobre todo en enfermedades que pueden ser mortales como el VIH. “Casi la mitad de los nuevos diagnósticos se realizan en etapas avanzadas de la infección”, afirmó.

¿Qué es el chemsex y cómo afecta la salud sexual?

El chemsex suele implicar el uso de sustancias como metanfetaminas, mefedrona, GHB (gamma-hidroxibutirato) y ketamina. Estos fármacos pueden aumentar la libido, reducir las inhibiciones y prolongar las sesiones sexuales durante horas o incluso días. Sin embargo, también afectan el juicio y la capacidad de tomar decisiones seguras, como el uso de condones o barreras protectoras, aumentando el riesgo de contraer ETS.

Enfermedades de transmisión sexual asociadas al chemsex

El chemsex está vinculado a un aumento significativo de infecciones de transmisión sexual debido a las prácticas sexuales de alto riesgo que suelen darse en este contexto. Entre las ETS más comunes se encuentran:

  1. VIH: El riesgo de infección aumenta debido a las relaciones sexuales sin protección y, en algunos casos, al uso compartido de equipos de inyección de drogas.
  2. Hepatitis B y C: Especialmente en quienes comparten jeringas o equipos para inyectarse drogas.
  3. Gonorrea: Esta infección bacteriana se puede transmitir fácilmente a través del sexo oral, anal o vaginal sin protección.
  4. Sífilis: Se transmite por contacto directo con llagas infecciosas durante las relaciones sexuales.
  5. Infecciones por clamidia: Son frecuentes y, en muchos casos, asintomáticos, lo que dificulta el diagnóstico precoz.
  6. VPH (virus del papiloma humano): Este virus puede causar verrugas genitales y aumentar el riesgo de cáncer anal o cervical.

Síntomas y consecuencias de las ETS.

Las ETS pueden presentarse con una amplia variedad de síntomas, que incluyen:

  • Secreciones anormales (vaginales o uretrales).
  • Dolor o ardor al orinar.
  • Llagas, verrugas o erupciones en la zona genital.
  • Dolor durante las relaciones sexuales.

Sin tratamiento, estas infecciones pueden provocar infertilidad, daño permanente a los órganos, cáncer (en el caso del VPH) y, en el caso del VIH, desarrollar SIDA.

Perfil de los pacientes con ETS procedentes del chemsex

Aunque cualquiera puede practicar chemsex, las investigaciones muestran que es más común entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH), especialmente en contextos urbanos y entre aquellos que usan aplicaciones de citas para concertar encuentros sexuales grupales. Estos colectivos son los que con mayor frecuencia acuden al especialista por problemas de salud relacionados con el chemsex y las ETS.

Cómo prevenir las ETS

  1. Educación y sensibilización: Es esencial comprender los riesgos asociados con el chemsex y las ETS.
  2. Pruebas periódicas: Realizar controles periódicos permite detectar y tratar a tiempo las infecciones.
  3. Uso de protección: El uso constante de condones y protectores dentales reduce significativamente el riesgo de contagio.
  4. Reducción del consumo de drogas.: Evitar o limitar el consumo de sustancias en contextos sexuales reduce el riesgo de tomar decisiones inseguras.
  5. Vacunación: Protégete contra enfermedades prevenibles como la hepatitis B y el VPH mediante vacunas.

En los últimos tiempos, el chemsex plantea importantes desafíos para la salud pública por su asociación con conductas sexuales de alto riesgo y el aumento de ETS. La prevención, la educación y el acceso a servicios de salud sexual son claves para reducir los efectos negativos de esta práctica. Consultar a un especialista y adoptar hábitos sexuales responsables son pasos imprescindibles para proteger la salud propia y la de los demás.

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